El impacto del cambio climático en los ecosistemas urbanos: un enfoque desde la Megaciudades de México

El cambio climático está afectando de manera significativa a las ciudades de México, intensificando problemas ambientales y sociales. Este ensayo analiza el aumento de las temperaturas urbanas, la gestión del agua y la adaptación de la infraestructura en las principales ciudades de México: Ciudad de Mèxico, Monterrey y Guadalajara.

CAMBIO CLIMÁTICO

8/21/20246 min read

Aumento de las temperaturas urbanas

En México, las megaciudades como la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara enfrentan impactos particulares debido a su densidad poblacional, infraestructura y ubicación geográfica. Uno de los principales efectos es el fenómeno del "efecto isla de calor" es particularmente agudo en las ciudades mexicanas. Las áreas urbanas, con su abundancia de concreto y asfalto, absorben y retienen más calor que las áreas rurales circundantes. Esto ha resultado en un aumento de las temperaturas nocturnas y diurnas, exacerbando los problemas de salud relacionados con el calor, especialmente entre las poblaciones vulnerables. El "efecto isla de calor" en CDMX se ha intensificado debido a la expansión urbana y la reducción de áreas verdes. Según un informe del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), las temperaturas en la ciudad han aumentado significativamente en las últimas décadas, se estima que la temperatura media de México ha aumentado en 0.85 °C entre 1985 y 2017. Mientras que las proyecciones indican que podrían incrementarse en hasta 2.5°C hacia 2050 si no se toman medidas correctivas. En junio de 2023, el 41.5% del territorio nacional estaba en condiciones de sequía de moderada a extrema, en parte debido a las olas de calor que han intensificado la falta de precipitaciones y aumentado las temperaturas extremas en varias regiones del país. Este aumento exacerbado de la temperatura afecta la salud pública, aumentando la incidencia de enfermedades relacionadas con el calor, como el golpe de calor y las enfermedades respiratorias. Además, el incremento de temperaturas ha aumentado la demanda de energía para la refrigeración (aires acondicionados, ventiladores, etc), lo que a su vez contribuye a mayores emisiones de gases de efecto invernadero. La expansión urbana ha llevado a la disminución de áreas verdes y la fragmentación de ecosistemas. Esto no solo afecta la biodiversidad local sino que también reduce la capacidad de la ciudad para mitigar los efectos del calor y gestionar el agua de lluvia.


Además la emisión de partículas a la atmósfera en las ciudades sigue siendo un tema sin avance en las últimas décadas, la legislaciòn de programas como el “Hoy no circular” han sido paliativos e ineficaces en atender el problema. La combinación de emisiones industriales, vehiculares y condiciones climáticas adversas ha llevado a niveles preocupantes de contaminación del aire. El incremento de las temperaturas exacerba la formación de ozono troposférico, es decir ozono a una altura cercana a la superficie terrestre, cuando de manera natural el ozono debería estar en la capa de ozono a 15 km de altura de la superficie terrestre, nuestros cuerpos y nuestra salud respiratoria no está en condiciones para respirar este gas, resultando en una contaminación perjudicial para la salud humana.

Gestión del agua

La gestión del agua en las ciudades mexicanas enfrenta serios desafíos debido al cambio climático. Las sequías prolongadas y las lluvias intensas y erráticas han afectado la disponibilidad y calidad del agua. En la Ciudad de México, por ejemplo, la sobreexplotación de los acuíferos ha llevado al hundimiento del suelo, complicando aún más la infraestructura hidráulica. Las inundaciones repentinas, resultado de tormentas más intensas, ponen en riesgo la vida y la propiedad, además de contaminar los suministros de agua potable. Es importante mencionar que estos fenómenos extremos no amenazan persé la vida, pero si la calidad de vida de los habitantes de las periferias, que son ya altamente vulnerables. El ejemplo más reciente que tenemos es la periferia de CDMX, que para agosto 2024 llevan ya varios días con sus casas inundadas por las recientes, fuertes y constantes lluvias. La Ciudad de Mèxico alberga 21 millones de personas, y recibe cada dìa cerca de 11 millones provenientes de la zona metropolitana que cada dìa trabajan y desarrollan sus necesidades bàsicas de transporte y alimentaciòn en el territorio, por tanto la capacidad de gestionar los recursos hìdricos en un contexto de cambio climàtico es prioritario. A pesar de estar ubicada en una cuenca lacustre, la ciudad enfrenta una crisis hídrica. La sobreexplotación de los acuíferos ha llevado al hundimiento del suelo, afectando la infraestructura. Además, las precipitaciones erráticas, con periodos de sequía e inundaciones intensas, complican la gestión del agua. Según la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), se estima que para 2030 la demanda de agua superará la oferta en un 20%.

Monterrey, centro industrial del norte de México, no es ajena a los efectos del cambio climático. Ubicada en una región semiárida, Monterrey ha experimentado sequías más frecuentes y severas. En 2022, la ciudad enfrentó una de las peores crisis hídricas de su historia, con cortes de agua diarios que afectaron a millones de habitantes. Guadalajara, la "Perla de Occidente", enfrenta desafíos únicos en el contexto del cambio climático. Las lluvias intensas y repentinas han provocado inundaciones en zonas urbanas, afectando viviendas, infraestructura y generando pérdidas económicas. La impermeabilización del suelo debido a la urbanización ha reducido la capacidad de absorción del agua, agravando el problema.

Adaptación de la infraestructura

Para enfrentar estos desafíos, es esencial implementar estrategias integrales que combinen políticas públicas, innovación tecnológica y participación ciudadana.

  • Infraestructura verde: La promoción de techos verdes, parques urbanos y corredores biológicos puede ayudar a mitigar el efecto isla de calor, mejorar la calidad del aire y gestionar el agua de lluvia.

  • Gestión sostenible del agua: La implementación de sistemas de captación de agua de lluvia, tratamiento y reutilización de aguas residuales, y campañas de ahorro pueden aliviar la presión sobre los recursos hídricos, pero sobreto reasignar las concesiones dadas a la iniciativa privada e industria que gasta mucha más agua que la población promedio.

  • Transporte sostenible: Fomentar el uso del transporte público y ciclovías puede reducir las emisiones contaminantes y mejorar la calidad del aire. Aunque sabemos que el uso de vehículos eléctricos disminuye las emisiones de carbono, la fabricación y uso de este tipo de vehículos implica una contaminación y sobreexplotación de otros recursos cómo el litio.

  • Educación y concientización: Programas educativos que informen a la población sobre prácticas sostenibles y los impactos del cambio climático pueden generar cambios conductuales significativos.

La infraestructura urbana debe adaptarse rápidamente para enfrentar los impactos del cambio climático. Las ciudades mexicanas necesitan invertir en infraestructuras resilientes al clima, como sistemas de drenaje mejorados (evitando las fugas y regulando el abasto de agua), techos verdes, y superficies permeables para reducir el riesgo de inundaciones. Además, la implementación de soluciones basadas en la naturaleza, como la reforestación urbana y la creación de corredores verdes, puede ayudar a mitigar los efectos del calor y mejorar la calidad del aire.

Conclusión

Las megaciudades mexicanas de la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara se encuentran en una encrucijada frente al cambio climático. Si bien enfrentan desafíos considerables, también tienen la oportunidad de liderar en la implementación de soluciones innovadoras y sostenibles. La colaboración entre gobiernos, sector privado, academia y ciudadanía será crucial para construir un futuro resiliente y sostenible para estas urbes y sus habitantes. Abordar estos problemas requiere una acción concertada que incluya políticas integrales, inversiones en infraestructura sostenible y la participación activa de las comunidades. Solo a través de un enfoque holístico se puede garantizar que las ciudades mexicanas sean resilientes frente a los impactos del cambio climático, asegurando un futuro sostenible para sus habitantes.

Referencias

  • Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC). (2022). Informe sobre el estado del clima en México.

  • Comisión Nacional del Agua (CONAGUA). (2023). Estadísticas del agua en México.

  • Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT). (2021). Estrategias de adaptación al cambio climático en zonas urbanas.

Lesly Solis